31. 5ª ETAPA: EN LITUANIA

Ayer pretendía, en el momento de arrancar, hacer hoy unos mil kilómetros más o menos, pero me he quedado en ochocientos, ¡que se dice pronto!. Y es que se han acabado las autopistas además. Y el viaje se ha hecho más difícil. He entrado en un nuevo país: Lituania; y aquí las carreteras son como las de toda la vida. El tiempo es casi invernal, como el de Cobas, ¡eh Mabel!, y he tenido que cambiar el reloj, pues aquí ya voy una hora más tarde, ¡igual que en Canarias, vamos!

He comido, siguiendo las viejas instrucciones de mi suegro, en un motel de carretera en la que he visto muchos camiones aparcados delante. Él lo hacía por Galicia y le daba resultado. He comido bien, pollo con patatas; pero todos a mi alrededor estaban con una tajada imponente. Los camioneros comían y bebían sin tasa, es exagerado ver lo que se bebe por aquí. Supongo que no deben de hacer muchos controles de alcolemia. La cena, sin embargo, me la voy a arreglar yo en mi hornillo dentro de la habitación del hotel, y el menú será atún con tomate. Carne para comer y pescado para cenar. Hablé con Pilar y me acosté pronto.

Aquí os dejo una foto del control de entrada en la frontera entre Polonia y Lituania, antigua frontera con la URSS ¿triste, no?. Mañana me espera la enorme Rusia. Pilar, me preguntaba si ya había hecho la mitad del viaje, supongo que ya está deseando que regrese. Pero ni muchísimo menos; esto sólo ha sido el aperitivo. Mañana, igualmente, tendré que cambiar de mapas. Menos mal que vengo bien surtido por el regalo que me hizo mi yerno Carlos. Y, aunque en Rusia volveré a coger autopistas, tengo que empezar a leer las indicaciones de las carreteras en ¡cirílico! Pero estos rusos en qué estarán pensando con ese idioma tan raro, con lo fácil que es el español, que es con el que nacemos todos aprendido, jajaja.

Saludos a todos los que me seguís. Besos para ellas y abrazos para ellos.